Cuando el “que tanto es tantito…” sale muy caro
Cuidado con las acciones que consideramos sin importancia, insignificantes porque esas son las que pueden salir muy caro.
No vayamos lejos con la pandemia y el COVID.
No usar cubre bocas, ponerselo mal y/o sencillamente no llevar las recomendaciones de las autoridades deriva en hospitalizaciones y terapias intensivas.
El costo de un cubre bocas es cientos de miles de pesos más barato que una hospitalización que, de acuerdo a este artículo de Forbes, ronda en promedio de 404 mil pesos sin considerar los pacientes intubados cuyo costo promedio es de 3.7 millones de pesos.
¿Lo paga el seguro? Puede que sí, si fuiste de los afortunados o afortunadas quién lo contrato a tiempo y se aseguró que cubría estos eventos. Pero incluso con seguro, llevar estos trámites cuando se está enfermo resulta dificil.
Pero el caso de las hospitalizaciones no son los únicos que podemos evitar si somos cuidadosos. Ahi les va un ejemplo.
En mi caso, recuerdo bien cuando choqué mi coche con un camión. Corrí con suerte, nadie resultó herido, todo quedó en daños materiales que no fueron mayores (nada de perdida total o algo por el estilo). Sí conté con seguro, pero no me salvé de pagar el deducible por reparar el auto, ni tampoco me salvé de los meses en qué quedó en el taller en espera del cristal que se rompió ni tampoco me salvé de ese tiempo o vueltas que daba para ver si “ahora sí les había llegado el material”.
De haber sido más cuidadoso en la forma de conducir, me hubiera ahorrado dinero y tiempo que pude usar en otras cosas.
Y así como estos ejemplos, hay muchos otros.
La reflexión de este artículo es ser más atentos, sacrificar un poco nuestra comodidad o un par de minutos para ahorrarnos tragedias o fuertes dolores de cabeza (por describirlo de forma amable) y justo cuidarnos aún más cuando lleguemos a pensar en el “que tanto es tantito”.
